LA LIBERTAD DE VIVIR SIN EXPECTATIVAS
Es diferente vivir sin expectativas a vivir sin un objetivo.
Nos han enseñado que en la vida es necesario ponerse metas, trazar un plan, ir ascendiendo a todo nivel. Es lo que impone una sociedad consumista, acelerada, con miedo, con afán. Vivir a ese ritmo estresa, cansa, debilita el cuerpo y el alma de las personas.
Esa necesidad de controlar todo lo que ocurre dentro y fuera de nosotros conduce a un desgaste físico y emocional que impide vivir en coherencia y de manera consciente.
Es evidente que es necesario tener un norte para orientar tu energía hacia allá, el camino hacia ese norte fluye cuando te sincronizas con el universo y permites que todo vaya sucediendo a su ritmo, sin forzarlo.
Las expectativas tienen todo que ver con emociones y juicios. En ellas se juega la posibilidad de ser feliz o infeliz.
Veamos el ejemplo en una pareja. Cuando tengo la expectativa de que mi pareja llega a mi vida para: complementarme, hacerme feliz, ocuparse de mí, cuidarme, amarme; las posibilidades de defraudarse son altísimas.
Si espero que esa persona me dé lo que yo no tengo en mí, la desilusión va a ser total porque, además, lo que no hay en mí no lo conozco y seguramente cuando me lo ofrezcan no voy a saber cómo recibirlo.
Si no sé hacerme feliz a mí misma, otra persona no lo logrará.
La expectativa siempre responde a la pregunta: ¿se cumplió o no se cumplió?
La respuesta va a generar alguna emoción que depende de un factor externo.
Vivir sin expectativas es aprender a vivir en la incertidumbre y la aceptación.
La incertidumbre de no saber qué va a ocurrir y la aceptación de lo que ocurre como lo “mejor” que pudo pasar.
En las 7 leyes espirituales formuladas por Deepak Chopra está contenido un manual para vivir sin expectativas.